El concepto “Trabajo Decente” fue promovido en 1999 por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) como respuesta al deterioro de las condiciones de trabajo y los derechos de los trabajadores en algunos países en el contexto de la globalización. Este concepto “resume las aspiraciones de la gente durante su vida laboral. Significa contar con oportunidades de un trabajo que sea productivo y que produzca un ingreso digno, seguridad en el lugar de trabajo y protección social para las familias, mejores perspectivas de desarrollo personal e integración a la sociedad, libertad para que la gente exprese sus opiniones, para organizar y participar en las decisiones que afectan sus vidas, e igualdad de oportunidad y trato para todas las mujeres y hombres” 1
Es bajo este concepto que la Concertación por un empleo digno para las Mujeres (CEDM), manifiesta que las mujeres han transformado los mercados de trabajo en todo el mundo. En ciertos casos, las mujeres han conseguido más oportunidades y una mayor autonomía económica. Pero muchas de ellas han sido víctimas del cambio. La mundialización y la reestructuración de la economía fomentan formas flexibles de empleo, muchas de las cuales quedan al margen de la legislación laboral y de la protección social y se caracterizan por unos ingresos modestos y un alto grado de inseguridad. Esas tendencias afectan tanto a los hombres como a las mujeres, pero éstas son más vulnerables. El resultado es una segregación laboral, al trabajar las mujeres en los sectores menos protegidos de la economía.
En El Salvador esta situación afecta negativamente a las mujeres como especialmente a las que se encuentran segregadas en los sectores más precarios de la economía como es el caso de Trabajadoras domesticas, Trabajadoras de Maquila y Bordadoras a Domicilio:
- Según datos de la OIT, se contabilizan en América Latina a 19.5 millones de trabajadores domésticos de los cuales 18 millones son mujeres y 1.5 millones son hombres. En El Salvador, según la EHPM 2012, existen 111,780 personas dedicadas al trabajo doméstico remunerado, de las cuales, el 91.4% es trabajo realizado por mujeres, esto es, 102,197; estos datos no incluyen a la población menor de 16 años y hay niñas menores de 15 años, que realizan trabajos domésticos mal remunerados y bajo condiciones denigrantes.
- Las maquilas son una de las principales fuentes de empleo en el país, principalmente para las mujeres ya que están representan el 78% de la mano de obra; lamentablemente el sector por caracteriza por empleos precarios debido a bajos salarios, jornadas de trabajo extenuantes y condiciones inadecuadas que ponen en riesgo la salud de las trabajadoras. Durante los últimos años, la forma de operar de las empresas de maquilas no ha mejorado, principalmente en cuanto al respeto a la libertad sindical e incumplimiento de los derechos humanos laborales. Los cierres sorpresivos de los centros de trabajo como una forma de evadir las obligaciones laborales que tienen los empleadores con las personas trabajadoras sigue siendo una práctica de violación sistemática de derechos laborales.
- El trabajo a domicilio, tal como es el caso de las bordadoras es invisibilizado, es decir no se reconoce, existe poca investigación sobre el mismo y su regulación dentro de la normativa legal de los países, adolece de limitaciones, esto permite la vulneración de los derechos laborales de las personas insertas en esta actividad. Por lo que los y las trabajadoras no tienen prestaciones laborales. Debido al aislamiento y desvinculación en que se encuentran las personas trabajadoras, los niveles de organización de las mismas en espacios reivindicativos de sus derechos son muy pocos. De esta manera las mujeres se insertan al trabajo a domicilio, sin percibir que son parte de la cadena del trabajo productivo, sin asumir su identidad de trabajadoras: porque lo realizan en la casa, es una tarea tradicionalmente considerada femenina, del ámbito doméstico y privado. Las empresas toman ventaja de esta situación y explotan la mano de obra barata de las mujeres.
En el marco de la Jornada Mundial por el Trabajo Decente, demandamos:
- La ratificación del Convenio 189 “sobre el trabajo Decente para las Trabajadoras y los Trabajadores Domésticos”: En el marco de la 100ª. Asamblea de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), realizada en Ginebra (Suiza), el 16 de junio de 2011 fue aprobado el Convenio 189. A la fecha, únicamente 13 países han ratificado dicho convenio; y de la región centroamericana: Guatemala, Honduras y El Salvador están aún pendientes de hacerlo, siendo importante esta ratificación ya que estarían armonizándose la normativa interna a partir del reconocimiento de derechos que estipulan el goce de una protección efectiva contra toda forma de abuso, acoso y violencia.
- La ratificación del Convenio 173 “sobre la protección de los créditos laborales en caso de insolvencia del empleador” Adoptado por la OIT en junio 1992 y ratificado por 21 países. Y con ello la constitución de un Fondo para garantizar el pago de prestaciones laborales de las personas trabajadoras de las maquilas en caso que dichas empresas cierren operaciones, como ha ocurrido recientemente.
- La ratificación del Convenio 177 “Sobre el Trabajo a Domicilio”, adoptado por la OIT en Junio de 1996, como es de esperarse ante un trabajo que es invisibilizado a gran escala, solamente 10 países ratificaron dicho convenio. La República de El Salvador hasta la fecha no lo ha ratificado sin embargo es importante hacer un análisis comparativo sobre las regulaciones establecidas en la legislación nacional y las normas internacionales del trabajo, ya que estas últimas definen los estándares internacionales hacia los cuales debería avanzarse con el objetivo de mejorar las condiciones laborales y de vida de las trabajadoras a domicilio.
El crecimiento económico no será sostenible si se basa en condiciones de trabajo pobres e inseguras, salarios reprimidos, en un aumento en el número de los trabajadores pobres, y en un incremento de las desigualdades. Por el contrario, el proceso de desarrollo se verá favorecido a través de la puesta en marcha de políticas e instituciones que ayuden a crear más y mejores empleos.
Finalmente, invitamos a todas las personas trabajadoras, a celebrar este año la Jornada mundial por el trabajo decente reflexionando sobre lo que está aconteciendo en el mundo laboral, demandando y denunciando las causas que obstaculizan la generación de trabajo decente para la población.
¡¡¡ EMPLEO SI PERO CON DIGNIDAD!!!
San Salvador, 07 de Octubre del 2014
1. Juan Somavía, en su primer informe como director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) a la Conferencia Internacional del Trabajo en 1999